
A Portugal le falta mucho trabajo por hacer. El partido ante Cabo Verde evidenció que se trata de un magnífico grupo de jugadores a los que les falta conjuntarse y aprender a unificar esfuerzos. Porque cada uno hizo la guerra por su cuenta. El resultado era lo de menos. Un sonrojante empate a cero que no alteró la actitud de los cerca de 7.000 espectadores que se dieron cita en las gradas del Complejo Desportivo de Covilha.
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